Creo que por una parte no es Justo restringir a la población de una herramienta terapéutica que ha juntado evidencia y experiencia suficiente para justificar su uso en el tratamiento de enfermedades o para mitigar síntomas. Cada individuo debe ser libre de poder decidir qué tipo de tratamiento va usar para tratarse siempre que esté bien informando, pueda garantizar que no se esté provocando más daño que beneficio, siempre que cuente con el pleno uso de sus facultades mentales y siempre y cuando no entorpezca la libertad de los demás y no interrumpa el orden social. Si alguien estima que la marihuana es lo que idóneo para él, debe incluso tener el derecho de ser debidamente apoyado y orientado para usar adecuadamente cualquier herramienta terapéutica.
La marihuana ya hace años que ha encontrado espacio como un apoyo válido en el tratamiento de enfermedades. Confirma además su presencia en rituales de diferentes culturas a lo largo de todo el mundo.
Si bien solo ha tenido espacio como un derecho terapéutico, creo que podemos ir un poco más allá y validarla en su uso recreativo, creo que todo el mundo debe ser libre de cómo ocupar su ocio y de qué manera se quiera recrear y divertir, siempre y cuando no vulnere el derecho de los demás.
La marihuana no solo debe ser reconocida en su uso terapéutico y recreativo, también es necesario reconocer su dimensión espiritual y el derecho a proteger la libertad en ese sentido.
Se ha defendido el uso terapéutico
Pero son tres los puntos. Marihuana medicinal, recreativa y espiritual.
Creo que prohibir una planta no hace más que evidenciar la carencia de educación que tiene una sociedad. Si una sociedad recibe una buena educación no habría porque temer que se use libremente una planta. La prohibición es una solución parche que trata de tapar en forma bruta un déficit educacional.
Prohibir es una política opresora, educar es garantizar libertades.
No se trata tampoco de promocionar una droga ni incentivar su uso, pero creo que una sociedad evolucionada es la que descansa en el buen juicio de los individuos y sus decisiones.
Existe el temor que el legalizar una droga traiga como consecuencia su validación y que aumente la tasa de consumo. Si bien eso es cierto porque se aplican las leyes del Mercado, si es legal se facilita el acceso, aumenta la oferta, disminuye el precio y por lo tanto aumenta la demanda.
Pero hay que considerar que también mejora la calidad, y la asistencia sanitaria para sus usuarios, garantiza seguridad para los usuarios, disminuye la clandestinidad y la delincuencia, por lo que disminuye el delito y la violencia y se garantiza mejor la seguridad y el orden social.
Además es más fácil pesquisar usos problemáticos, que como es sabido , es síntoma de un problema medular en el que el uso problemático de sustancias no es más que un fenómeno secundario.