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Las 36 Leyes Universales – 24. Ley de la meditación.

Esta es una de las 36 leyes universales, conócela, asúmela y aplícala. Ya no es necesario entrar en logias, escuelas mistericas y herméticas, ten acceso al conocimiento prohibido durante siglos y que solo algunos iniciados lograban aplicar. Desde el momento en que accedas a este conocimiento, comenzaras a ser libre.

Estas leyes están divididas a su vez en cuatro grupos, las leyes de la vida, las leyes de la creación y las leyes de conciencia y frecuencia superior.



Leyes de la Conciencia Superior.

24. Ley de la meditación:

Al contrario que la plegaria donde nosotros le hablamos a la fuente, en la meditación somos nosotros los que le escuchamos. Silenciar nuestra mente para que llegue a nosotros su conocimiento. Busca el conocimiento a través de la meditación y este te será dado. Medita todas tus decisiones y llegara a ti la sabiduría que necesitas para crecer. Esta meditación no requiere un ejercicio especial, solo calla y escucha, la respuesta te llegara cuando esta, te sea realmente útil y precisa.

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Meditar es escuchar la voz de la fuente, para ello es necesario que te alejes del bullicio de la vida, para poder oír la voz callada y serena de lo divino. Como es arriba, así es abajo. El Universo metafóricamente cuelga el aparato si no escuchas sus respuestas. Si rezas sin detenerte para escuchar la respuesta, no la obtendrás, pues tu parloteo mental no dejará que la fuente pueda hablar. Tenemos mente de mono, una verborrea constante. Con la meditación se aquieta el charloteo para que la Fuente deje sus semillas de orientación y sabiduría. En esos momentos silenciosos, estamos abiertos a la inspiración y para recibir respuesta a nuestras preguntas. A veces la respuesta divina es inmediata, con una sensación de calma y tranquilidad, mientras que las semillas se plantan. Con el tiempo germinan y crecen, y más adelante se vuelven claramente visibles. Busca en tu interior y el reino de los cielos será tuyo. Con la meditación vemos nuestros recursos disponibles y encontramos nuestro verdadero yo. Vivimos en el cielo o en el infierno, según nuestro mundo interior. La meditación permite que nuestra semilla divina crezca, para que podamos liberarnos del infierno y crear el paraíso. Los momentos creativos pueden llegar cuidando el jardín, caminando por la naturaleza, pintando, tocando música, trabajando, así acallan la verborrea mental y abren el hemisferio derecho del cerebro para recibir la inspiración divina. Cualquier cosa que te deje la mente en blanco unos momentos te dejará deslizarte hacia la energía divina. Ese es el propósito de la meditación. Hay muchas formas de meditar: encuentra un momento tranquilo y sin interrupciones, ponte ropa cómoda, piernas cruzadas o en silla, espalda recta, relájate, puedes observar una vela y al cerrar los ojos, sigue visualizando la llama en la mente, concéntrate en ella y cuando la mente se aquiete, suelta la imagen. O puedes concentrarte en la respiración, inspira contando 1-5 y expira contando 1-5. Cuando la mente se haya aquietado, deja de contar. También puedes repetir un mantra o nombres divinos, son palabras sagradas y cuando la mente se aquiete, detente. Algunos son: “Om nama shivaya”, “Om mani padme hum”, “Jesucristo”, “Om Sai Ram”, “Kodoish, kodoish, kodoish, Adonai T’sbayoth”. Es de gran ayuda coger el hábito de meditar a una hora y lugar todos los días, con un altar y una vela, cristales, fotos de santos y maestros, con incienso y música espiritual y ofreciendo una plegaria. Incrementa las vibraciones. Invoca a los seres de luz para que estén contigo. Un swami es el que ha hecho votos de pobreza, castidad y obediencia y está al servicio de su maestro. La meditación, no tiene nada que ver con ponerse serio y solemne. Trata sobre la dicha y los niños aportan la dicha pura de su inocencia. La meditación es la puerta a la dicha. En el silencio recibirás perlas de sabiduría divina.

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Conoce las 36 leyes universales y toma el control de tu existencia.

Es hora de que los secretos vean la luz. Uno de los mayores conocimientos en el desarrollo del individuo es sin duda las leyes universales. El conocimiento de estas leyes hará de ti un ser consciente y libre. Lo creas o no, estas leyes se cumplen, lo creas o no, su aplicación marca la diferencia entre el éxito y el fracaso, entre la abundancia y la precariedad y entre el pleno conocimiento y la total ignorancia. Si hay alguien que logra el éxito es sin duda por la debida aplicación de estas leyes en su vida. Aplicarlas en tu beneficio, no solo hará que la abundancia llegue a tu vida, si no que contaminaras de ella a los que te rodean. Esto no se basa en ninguna creencia, si no en conocimiento, creer es ignorar y es para mí una especie de ley no escrita. Las leyes universales no precisan de ningún tipo de credo para que se cumplan, ellas funcionaran y se aplicaran independientemente de lo que creas, así que mejor tomarlas en cuenta para encauzar nuestro propio poder y tomarlo por siempre.

El universo entero esta sujeto al cumplimiento de estas leyes, seas humano o no, seas espíritu, seas estrella o planeta. El cosmos al completo esta regido por ellas y el orden, depende del cumplimiento a rajatabla de estas leyes. Asimilar estas leyes y aplicarlas de forma correcta y consciente, provocara un vuelco a tu vida y colmara tus deseos de forma increíble, lograras que todo aquello que anheles se transforme en realidad, atraerás aquello que vibre en consonancia contigo, provocaras un cambio radical en tu enfoque, tu actitud mutara hacia  formas mas positivas, y el miedo y la culpa desaparecerán de tu vida definitivamente.

Una vez las leas y las comprendas, debes asumirlas y ponerlas en practica. Es importante que te enfoques debidamente ya que si tornas tu actitud en negativa, esto llegara a ti en tromba. Antes de empezar a aplicar este conocimiento es importante un cambio de actitud, en nuestra forma de pensar, en nuestra forma de enfocarnos y en nuestra forma de orar. Es momento de desterrar esas oraciones que nos llenan de culpa y de miedo, que suplican y que nos ponen en nuestra contra. Debemos pedir y agradecer, pero nunca suplicar, ni mostrarnos culpables. Somos poderosos y debemos usar correctamente nuestro poder, usarlo con conciencia y en un beneficio común, la abundancia en unidad es a su vez nuestra propia abundancia.

Written by Psiconautas

Reencarnación y «vidas pasadas».

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